Las clases virtuales

En estos momentos en que los espacios de educación formal se han trasladado a la intimidad del hogar, tanto docentes como estudiantes se han visto enfrentados a un sinnúmero de cambios repentinos, teniendo que adaptarse de forma precipitada.

Es así como de un día para otro dejamos de estar en las aulas para pasar a un escritorio y poder continuar con la enseñanza.  Olvidamos eso de mantenernos la mayor parte del día de pie y en un puro corre-corre para quedarnos sentados por horas, planificando lecciones con todo tipo de recursos y plataformas.

Los cambios en las directrices son constantes porque esto nos tomó por sorpresa a todos, nadie esperaba tan pronto tener que mirar a una computadora para dar una clase y sin los abrazos y los besos de nuestros chicos, el motor de nuestro trabajo.

Es entonces cuando surgen las famosas clases virtuales, esas que desde hace un mes nos han puesto de cabeza, porque representan el mayor de los retos para muchos y la oportunidad de crecimiento para otros.

Impartir lecciones a través de una pantalla, ¡qué lejano se veía en febrero pasado pero que sensible se vuelve hoy!

¿Se han puesto a pensar en el cambio evolutivo que hemos logrado en un mes?  ¿Han visto lo que los chicos y nosotros hemos sido capaces de hacer?  Tal vez nos subestimábamos y por eso estábamos estancados en el tiempo.

Entonces, analizando esto como una oportunidad, he decidido hacer algo que tenía postergado desde hace años, escribir un blog con anécdotas de la práctica docente, porque es infinita la lista de situaciones que vivimos cada día y ahora más que nunca siento que debe quedar un registro de lo que estamos experimentando. 

Compartir las emociones que nos da ahora la tan afamada virtualidad para reírnos un rato o expresar momentos de angustia, para apoyarnos y no desfallecer en el intento, en fin, para sacarle provecho a lo vivido y dejar un registro positivo.

Los invito entonces a que me acompañen y sean también partícipes de este repertorio de anécdotas que obtendremos gracias al momento histórico que está enfrentando nuestra sociedad.

Siendo así, inicio con la primera vivencia y espero tener la oportunidad de leer muchas suyas:


Encontrándome lista para iniciar clase virtual, uno de los estudiantes abre micrófono y se le oye decir: ¡mamá hágame un huevo! y acto seguido dos eructos sonaron acompañados de un ¡qué asco mamá!—.😲😄










Comentarios

  1. Clase de EDUFI: segundo grado. Doy las instrucciones para iniciar la clase, pongo los micrófonos de los chicos en silencio y me dije: "excelente, los chicos están motivados y apuntados para hacer la clase"... Comienzo con la música y con la rutina de ejercicios, dando indicaciones y los chicos moviéndose y yo feliz, cuando observo un cartel blanco en una de las pantallas, me acerco y era una nota de un papá en la que estaba escrito:" teacher has the microphone in mute" y yo... Jajajajaj! Osea llevaba casi 5 minutos hablando y motivando a los chicos y no me escuchaban... Pero lo mejor es que estaban emocionados haciendo los ejercicios. Jajaja!

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  2. Clase de Inglés, tercer grado, mi grupo guía, anécdota emotiva.

    Comencé la clase como siempre, con otra teacher invitada que les dio a los chicos un saludo muy caluroso. Les permití a los chicos decir algunas palabras y saludar a la otra teacher que nos acompañaba. Las palabras de los chicos me pusieron los ojos aguados y sentí el nudo en la garganta. "Teachers, las extrañamos", "Teachers, esperamos que ustedes y sus familias estén bien y a salvo", "Teachers, extrañamos a nuestros amigos, extrañamos jugar en los recreos". Tuve que decirles a los chicos que me dieran un momento para "tomar agua", pero realmente necesitaba un momento para respirar profundo. La realidad es que nuestro trabajo ha evolucionado mucho en las últimas semanas, pero nunca pensé que lo que más dolería sería dejar de ver a mis estudiantes (que son como mis hijos) cara a cara. Los mismos que a veces me hacen respirar profundo para no perder la calma, pero al fin y al cabo es inevitable quererlos con todo el corazón.

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  3. Desde la segunda semana de clases virtuales los chiquillos me empezaron a decir "Profe estoy harto! Necesito ir al colegio", "Profe no puedo así, necesito clases presenciales", "Profe no podemos hacer algo para ir al colegio, aunque sea sólo yo?", "Profe me hace mucha falta molestarla en clases 😓". Lo curioso es que son los mismos estudiantes con los que pasaba peleando en clases para que se pusieran a trabajar 😅 Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

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    1. Qué interesante ver la percepción de los chicos de secundaria, muchos pensarían tal vez que ellos están felices en casa, pero bueno, ya vemos que no es así y que desean regresar pronto a las aulas al igual que todos. ¡Gracias por compartir!

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  4. Aún en tiempos de crisis, la esperanza en las futuras generaciones no debería estar perdida...

    En clase virtual acerca de animales en peligro de extinción, les digo a mis estudiantes que CR representa el 5% de la biodiversidad mundial, que muy a pesar de que somos considerados una isla aún sin serlo, aportamos un montón al planeta.
    Al final de la clase, el estudiante que todos desearían tener en sus aulas (y esto no es sarcasmo) pide la palabra y aporta: "teacher, usted ha dicho que somos considerados una isla cuando en realidad somos un páis, pero déjeme decirle que técnicamente sí somos una isla, ya que, geográficamente estamos separados de nuestros vecinos Nicaragua y Panamá por dos ríos, entonces es correcto decir que somos una isla, sin tomar en cuenta que políticamente somos un país o república".

    Hubiera pagado por ver la cara del resto de los estudiantes ante semejante comentario.

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  5. En media clase virtual, de pronto se pone el cielo gris y empiezan a caer unas gotas enormes, entonces recuerdo que en el patio tenía ropa tendida, así que de la manera más veloz, puse a los chicos a contestar una pregunta interactiva, apagué el micrófono y cámara y salí corriendo para bajar toda la ropa. Regresé a la computadora, seguí con la clase y de inmediato se vino el aguacero.

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